Deja que tus pies y tu corazón lleven el ritmo esta noche

 





Los (famosos) pies de Elena Gil Mas


Hay muchas maneras de despedirse del escenario. En ocasiones la vida y el destino deciden por ti y otras uno mismo es dueño del cómo, cuándo y dónde. 


Hoy, escribo estas palabras para una buena amiga que pisa las tablas de madera, del Teatro Principal de Zaragoza, por última vez. Casualmente, las mismas tablas donde nos conocimos en un lejano diciembre de 1997. Desde entonces el mundo de la danza ha cruzado nuestros caminos en varias ocasiones, además de los encuentros que hemos propiciado nosotras mismas. Elena tiene toda mi admiración porque ha logrado mantener una carrera artística, digna, en su Zaragoza natal en la que ha conciliado la vida artística y profesional con la maternidad. 


Colgar las zapatillas es una decisión que a medida que avanza el tiempo, durante la vida profesional, toma más importancia. Nuestra profesión, sobre el escenario, empieza pronto, pero no es eterna, esto nos lo enseñan prácticamente al mismo tiempo que nos ponen frente a la barra de ballet por primera vez. Cuando la vida te lo permite es una decisión meditada que requiere una organización previa frente a un futuro profesional incierto y muchas veces alejado de la danza (aunque muchos se las ingenian para linkearlo a ella, porque al fin y al cabo es pasión y vocación). 



Hoy es un día importante e imagino que, Elena habrá dormido con un pequeño cosquilleo en el estómago porque su cuerpo sabe que hoy (27 de junio de 2021) es un día para recordar. En mi caso, recuerdo cuando dejé Inglaterra. No estaba nerviosa por el hecho del cambio o de la última función, sino porque quería recordar cada segundo de ese día y asegurarme de que esos recuerdos no se borrarían nunca de mi memoria. Eso, y “no liarla” justo en la última función, aunque con las emociones a flor de piel, sin duda, fue la tarea más complicada. 


Hay vida después del escenario, eso es así, pero para nosotros el escenario es como la droga, que engancha: la adrenalina, el calor de los focos, los aplausos y hasta la resaca corporal del día siguiente a un estreno. En la vida, como en un videojuego, hay que tratar de superar los niveles que se nos presentan, adaptándonos  a nuevas mecánicas y situaciones. De los niveles que ya hemos superado vamos acumulando armas/herramientas para solventar las nuevas situaciones y la danza, a mi parecer, nos dota de las más  chetadas


Como ya he mencionado, la danza profesional es una carrera corta e intensa y por ello muchos momentos son amargos, pero por experiencia sé que el tiempo diluye esos sentimientos para recordar todo lo vivido de la mejor manera posible y sin resquemores. 


No podré acompañar a Elena en su despedida, pero he tenido la suerte de poder verla brillar sobre el escenario, el pasado mes de mayo, en Madrid. Amiga, enhorabuena por una carrera preciosa llena de esfuerzo y gracias por apostar por la danza en España a pesar de su crudeza. Estoy segura de que lo que está por venir será maravilloso. Respira hondo antes de salir por última vez al escenario y baila por y para ti. Deja que tus pies y tu corazón lleven el ritmo. Mucha mierda. 


Comentarios

Entradas populares